¿Una caja quéee???

Pues si mamá yo quiero una caja china, ¿y para que sirve esoo?? Me pregunto mi madre cuando le dije que quería eso de cumpleaños… ¡Hay nena!!! Replico, después de haber escuchado la explicación completa tipo televentas ¿tú no puedes ser como las chicas normales?, que quieren un reloj o un ipod de regalo de cumpleaños. Así fue el punto más polémico de mi conversación con mis padres sobre mi regalo de cumpleaños. Una de nuestras conversaciones frente a la tele en una noche en donde ellos querían sacarme información, sobre que quería de regalo sin dejar escapar el detalle de que no tenían idea de que regalarme.

Desde diciembre del año pasado había pensado que seria perfecto para asar de todo allí adentro y arriba poner la leña para hacer las hallacas (que en otro post comentare el suplicio y las delicias de hacer una hallaca criolla observado desde mi particular punto de vista); cuando hice el descubrimiento de la dichosa caja en cuestión mi paladar empezó a saborear el cordero de la pascua y el lechón o perniles en navidades, jamones, pollos, pavos pescados y demás cosas que cupiesen adentro y más si por descuido cayera alguna que otra pepita de pimienta, ramita de romero, hojita de laurel y demás artilugios (parte de la alquimia usada para seducir el paladar de nuestros comensales) en la bandeja de grasa, no se si se puede, pero por descuido pueden llegar a caer algunas cosillas dentro.

Ya no puedo esperar tenerle y probarla haciendo de todo, ella llega en el momento justo en que viene el cumpleaños de mi hermano quien va a ser el primer homenajeado en estrenar su uso en casa. Un lechón adentro y para aprovechar la braza arriba algún cocido en donde use las manitas (del lechón) por supuesto y por fin tengo una cabeza para poder hacer la ensalada de peras y cabeza de cerdo de Santi Santamaria que tenía ganas de hacer desde hace tiempo.

A temblar cerdos que llego el terror de la caja china…